El
emprendedor debería pensar que si a él se le ocurrió determinada idea,
¿por qué no le va a pasar lo mismo a otro? Si es capaz de prestar
atención a este punto, no se sorprenderá si encuentra que existen
competidores y se enfocará en la mejora continua de su emprendimiento.
2. Pensar que todas las buenas ideas son novedosas
Emprender no implica necesariamente crear algo nuevo y revolucionario. Resolver problemas claves y típicos ha sido una llave maestra para varios emprendedores. En muchos casos, este camino resulta más viable que el lanzamiento de servicios y productos nuevos o desconocidos.
3. Suponer que el producto se venderá solo
Un buen producto favorece las ventas, pero no las garantiza. El valor de la empresa no está dado exclusivamente por él, sino por las alianzas estratégicas que desarrolle y la “cadena de valor”. Todos los productos, por geniales que sean, necesitan de una estrategia y un esfuerzo de ventas considerable.
4. Creer que con una mínima innovación alcanza
El
emprendedor necesita tener un producto consistente. Puede ser tentador
introducir un pequeño cambio en algo que ya existe. Pero no es
suficiente para sobrevivir en un mercado altamente competitivo.
5. Subestimar el trabajo en equipo
Algunos emprendedores creen que pueden llevar adelante en forma personal para el desarrollo de su idea. Está probado que el trabajo en equipo es una de las patas fundamentales del éxito. Un equipo de personas que funcione como tal es un componente clave para lograr mejores resultados.
6. Creer que es fácil convencer a los inversores
Muchos emprendedores creen que una buena idea atraerá automáticamente a los inversores. Pero éstos prestan especial atención a un plan de negocios consistente, que respalde la idea, y a la formación de un equipo sólido para la gestión del emprendimiento.
7. Confundir proyección con realidad
Los
números de una proyección son apenas una aproximación al panorama real.
Hay que identificar cuáles son los factores que pueden influir tanto en
la estimación de ingresos como de gastos. Los números desprovistos de
una estrategia son sólo un ejercicio intelectual.
8. Hacer una lectura equivocada de los números
“Cada
vez facturo más y veo menos plata”, es una frase que se escucha entre
los emprendedores. Es importante organizar la contabilidad y las
finanzas. Para entender el retorno, hay que saber exactamente cómo se
mueve la caja de la empresa y conocer los aspectos contables básicos.
9. Creer que uno se las sabe todas
Construir una empresa requiere de habilidades específicas en diferentes planos. En algunos aspectos, lo mejor que puede hacer el emprendedor es buscar el consejo y asesoramiento de expertos idóneos (legales, contables, técnicos, etc.) que ayuden a prever problemas y ensayar soluciones a tiempo.
10. Permitir que el “ego” interfiera en el liderazgo
A
medida que una empresa crece, sus necesidades e integrantes cambian.
Tal vez quienes inicien un emprendimiento no sean los mismos que lo
gestionen una vez alcanzada la estabilidad. En la vida de la compañía se
necesitan cambios en el estilo de liderazgo. Y hay que aceptarlos.
Fuente: Endeavor Argentina
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